sábado, 26 de enero de 2008

EL ESPEJO Y NO EL ROSTRO, REFLEJO DEL ALMA

Una vez, en un curso de motivación laboral, nos dijo el ponente que era muy importante mirarse al espejo todas las mañanas y decirse a uno mismo: "eres un triunfador, eres el mejor", para poder afrontar con garantías de éxito la jornada laboral.

Hoy me vino a la cabeza este recuerdo. Por que me he mirado al espejo, recién levantado, con el pelo enredado y las legañas perennes en mis ojos, y he sido incapaz de decírmelo. Y no es que no tuviese ánimo para afrontar mi jornada laboral,( por suerte no trabajo los sábados), si no que no tenía fuerzas ni para afrontar, por mínimo que fuese, cualquier quehacer cotidiano.

Hoy sólo me apetecía quedarme en la cama y dejar pasar el tiempo, dejar correr el tíc-tác del reloj. Y he mirado el techo, pensando en nada, sin ganas de nada, arañando el vacío.

Entonces he comprendido que cada segundo que pasaba era irrecuperable. Asi que me he incorporado y he afrontado la jornada como he podido. Por lo menos me he sentido feliz de no tener que reconocer la mirada del triunfador en el espejo y poder apreciar lo voluble de mi estado de ánimo.

Creo que es la única manera de sentir felicidad de vez en cuando, reconocer que también podemos sentirnos algun que otro día infelices.Pero son las dos de la madrugada y sigo sin ganas de nada, incluso sin ganas de dormir. Tampoco soy capaz de volver a mirarme en el espejo, por que no sabría que contarle.

4 comentarios:

Julio Vegas dijo...

Como te conozco bien, para que te animes te puedo decir que te dejes de chorradas del espejo y demás psicoparidas.

Eres bastante perro (o lobo) y te gusta estar tirado viendo la tele, durmiendo o no haciendo nada. Así que para ti no es tiempo perdido, es tiempo de felicidad ¡Desde luego a algunos, cuando os da la neura...

Ana R. Pastor dijo...

Me he sentido así tantas veces...

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con tu hermano.
¿De verdad te miras al espejo y piensas esas cosas? Si no te da tiempo, pasas dos segundos delante de él.

Julio Vegas dijo...

¡Ahí, ahí, Marisol!