Siempre he odiado a la gente que no cree en los demás. En los que se apropian del talento, pensando que es en exclusividad suyo. Se enrocan como en la defensa índia, encerrando su rey en la retaguardia, esperando los errores del contrincante-todos son enemigos-. Y entonces me pregunto: " ¿Hay algo vivo en ellos?".
Igual que los insectos, utilizan su exoesqueleto como coraza, dura, para soportar los envites de la vida- les golpea-. Es la única manera de sortarlo. Ya que no hay nada peor que no creer en alguien. Por encima de no creer en uno mismo. Es bonito ser consciente de tus limitaciones. También de tus virtudes. Es increíble la sensación de saber esto. Tan sencillo pero a la vez tan complejo.
Pero es mucho más bello creer en alguien. Darle ese pequeño empujoncito. Animarle en sus pequeños axiomas vitales, ser demiurgo platónico de una experiencia vital. Y sentir el reconocimeito de esa creencia. En la sombra. Peor incluso, en el olvido.
Pero tu sabes que confiaste en él, y menospreciando tu propia acción, serviste de catalizador. Cuando nadie creía. Y ves su triunfo como tuyo.
Lo difícil es saber cuando alguien te hizo ese favor. A veces sólo los padres saben diferencarlo.
Dedicado a todas las personas en las que creo.
domingo, 16 de marzo de 2008
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4 comentarios:
Hola Juan,
me pasa algo con vos muy parecido a lo que escribiste en mi blog, me identifico y me asusta, pero a la vez me conmueve y me llena de esperanzas...
esas que existen solo cuando crees en alguién.. esas que aparecen en lo fugaz de tiempo como destellos, y yo, aunque suene loco, o que para el resto del mundo sea imposible o irreal, creo en vos sin haberte mirado alguna vez a los ojos, sin saber como suena tu voz o de que manera reís, creo en tus palabras y tu escencia que trasciende distancias y tiempo.
Un beso enorme y ojalá, cras en mi
Roxana
Pues sí, ese es el orgullo, no hay nada más gratificante de sentirse orgulloso de alguién.Pero como todo en esta vida tiene su contraposición.
Yo tampoco puedo con los plagios
A veces es tan duro creer en la gente, porque cuando más apuestas te dan la espalda, pero entonces aparece otra persona, a la que antes ni habias visto, y te hace creer otra vez
Prefiero seguir creyendo aunque me hagan caer
Como creer en mí ha sido siempre una pérdida de tiempo (tengo testigos) hace tiempo que dejé de hacerlo. Creo y he creído mucho en la gente. Pero la gente, que no conoce tus expectativas para con ellos, te decepciona la mayor parte las veces.
Eso sí, los que no lo hacen, los que acaban logrando lo que tú creíste, lo que ellos valen y merecen, valen por 1.000 derrotas.
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